En medio del júbilo, del fuerte afecto que reina en estos días por festejar los 204 años de independencia en Honduras, el Estadio Nacional Chelato Uclés se convirtió en escenario de momentos que nadie, ni en la mejor de las historias, habría imaginado. Todo parecía ir sobre ruedas, con la emoción a flor de piel, cuando de repente, la celebración se vio marcada por dos incidentes que dejaron a todos con el corazón en la mano, en silencio, sin poder creer lo que habían visto.
Los paracaidistas que formaban parte de ese espectáculo aéreo, descendiendo como parte del acto inaugural, tenían en sus manos la promesa de un show espectacular. Pero en cuestión de segundos, algo se quebró. El primer percance fue con uno de los militares que viajaba en un helicóptero — ¡y qué se vio en los videos que corren por redes! La bolsa de aire que supuestamente debería estabilizar su descenso, de repente, se desinfló en pleno aire. El pobre chico, claramente improvisando ante un giro terrible del destino, terminó impactando contra el suelo con fuerza. La escena, breve pero angustiante, dejó a miles en un silencio sepulcral. Como si el mismo tiempo se hubiera detenido, todo el mundo quedó en shock. En segundos, los equipos de emergencia, con prontitud admirable, se lanzaron al rescate y lo llevaron a un centro hospitalario con urgencia.
¿Y qué pasó después? No tardó en repetirse la tragedia. Otro paracaidista, en una maniobra descontrolada, se fue directo hacia el techo del estadio, estampándose contra él antes de caer, accidentado, en medio de la confusión. La avalancha de sensaciones fue grande, palpable; los asistentes vieron cómo la Cruz Roja y los profesionales militares actuaron con rapidez, ayudando y atendiendo a ese hombre, que ahora estaba en manos de los médicos tras ser trasladado rápidamente a un centro de salud cercano.
Y, ¿cómo están ahora? Según lo que reportó La Tribuna, el comandante de ese grupo, el Teniente Edgardo Javier Riven Palma, de 32 años, tiene una lesión en la pierna izquierda que precisó suturas y tratamiento con antibióticos y analgésicos. Pero, afortunadamente, su evolución es buena y ya ha recibido el alta. La segunda víctima, el Mayor de Infantería Ever David Maldonado Chacón, de 43 años, portador de la bandera nacional en su salto, tiene lesiones más complejas: una vértebra fracturada en varias partes y el aplastamiento de otra. Una intervención neuroquirúrgica de urgencia fue necesaria. Actualmente está estable, bajo medicación y vigilancia, mientras los médicos continúan evaluando su recuperación y las próximas etapas de rehabilitación.
Estos incidentes, aunque aislados, dejan un sabor a vulnerabilidad en un evento que, originalmente, debía llenarnos de orgullo, de alegría. La respuesta rápida de las fuerzas de emergencia dejó claro que las instituciones están preparadas, pero también nos recordaron que incluso los planes más meticulosamente ensayados pueden verse afectados por la impredecibilidad de la vida. Nadie espera que algo así suceda en una celebración tan importante, pero aquí estamos, atentos y con la esperanza de que ambos paracaidistas se recuperen pronto.