Las autoridades federales han revelado nuevos detalles sobre la investigación en torno al ataque a la oficina de ICE en Dallas, Texas, donde, lamentablemente, una persona perdió la vida y dos más permanecen hospitalizadas —sin que se haya dado más información sobre las víctimas—. En conferencia de prensa, Nancy E. Larson, fiscal federal interina del Distrito Norte de Texas, enfatizó que ningún agente de ICE resultó herido durante el incidente y que los detenidos fueron resguardados de inmediato.
Durante la revisión de la vivienda del principal sospechoso, Joshua Jahn, los investigadores hallaron una cantidad significativa de pruebas, incluyendo varias notas escritas por él mismo. Una de ellas dejó claro que actuó por cuenta propia y no esperaba sobrevivir al ataque. Otras notas apuntaban a que nunca buscó lastimar a personas ajenas al conflicto; su objetivo eran específicamente los agentes de ICE, a quienes llegó a calificar como “traficantes humanos”, según explicó Larson.
La fiscal señaló además que Jahn, ciudadano estadounidense y no inmigrante, mostró en sus escritos un profundo rechazo hacia la agencia. Se sospecha que posiblemente eliminó evidencia relevante antes de quitarse la vida. Este es, subrayó Larson, el segundo hecho violento contra ICE en Texas durante el último año —el anterior ocurrió en Alvarado en julio pasado— y urgió a que cesen estos ataques.
Por su parte, Joseph Rothrock, agente especial del FBI a cargo de la investigación, detalló que Jahn había adquirido el arma utilizada en agosto y, la madrugada del ataque, arribó aproximadamente a las 3:00 a.m. al edificio contiguo a las oficinas de ICE, llevando una escalera montada sobre su vehículo. Usó la escalera para acceder al techo y desde ahí disparó varias veces. Rothrock reconoció la rápida intervención de los agentes que protegieron a los detenidos, aunque lamentablemente las víctimas no pudieron abandonar la camioneta en la que eran transportadas durante el incidente.
