Tamaulipas, 13 de noviembre 2025.-En los noventa, la banda Molotov era un huracán agitando los ánimos de un México dominado por la clase política, contra "la dictadura perfecta" del PRI.
Eran tiempos de censura velada, televisión alineada y poder absoluto; pero las composiciones de la banda, el rock, servía como válvula social, como forma de decir "basta" en un país que aún temía hablar.
Sin duda alguna, sus temas como "Gime the power", "Que no te haga bobo Jacoibo" en alusión a Jacobo Zabludovski, "El Carnal de las Estrellas", influyeron exponencialmente en una juventud con hambre de justicia, logrando como parte de un engranaje, que la historia se reescribiera.
Treinta años después, el poder cambió de rostro, pero no de actitud.
Y las canciones que nacieron para burlar al régimen priista suenan hoy más incendiarias que nunca, solo que ahora contra quienes decían venir a destruir ese sistema de corrupción; la Cuarta Transformación.
"Damos poder a quien nos gobierna y nos quita lo que hay que dar"
En Gimme the Power, Molotov denunciaba:
"Nos dieron la espalda, ya todo está jodido, nos tratan como a un partido vencido"; era 1997, pero podría ser este 2025.
La canción, escrita contra la corrupción institucional del viejo PRI, hoy encaja con la narrativa del desencanto hacia la 4T: un gobierno que prometió acabar con la corrupción y terminó multiplicando el control, el clientelismo y el culto al líder.
El "¡Que chinguen a su madre los que están en el poder!" ya no suena a nostalgia juvenil, sino a consigna reciclada por una generación Z que creció bajo el mismo hartazgo, solo que pintado de otro color.
De rebeldes antisistema a profetas involuntarios
Cuando Molotov debutó, el país tenía un partido hegemónico, una prensa dócil y un electorado resignado.
Hoy, la banda se encuentra insultada por los herederos del discurso que antes habría coreado sus letras.
El propio hijo del expresidente López Obrador, José Ramón López Beltrán, llamó "irrelevantes" a los músicos, tras escuchar sus críticas a la 4T, y esto convirtió las redes en un infierno de debate político.
Paradójicamente, ese reflejo autoritario, ese "cómo te atreves a cuestionar" es exactamente lo que Molotov denunciaba hace tres décadas.
Del "¡Voto Latino!" al voto clientelar
La ironía es doble.
Mientras la 4T presume haber regresado el poder al pueblo, México ha repartido más de 4.5 billones de pesos en programas sociales, una cifra que, según analistas, equivale al presupuesto para electrificar todo el país o construir decenas de refinerías.
Molotov lo habría dicho de forma más directa: "Damos poder a quien nos gobierna y nos quita lo que hay que dar".
La historia en loop
Molotov no envejeció; México sí, y lo hizo en círculo.
La banda que desafió a Zedillo y a Salinas hoy enfrenta la misma estructura, solo que rebrandeada como "transformación".
Su rabia vuelve a tener sentido porque, al final, el sistema no murió: solo cambió de sombrero.
Quizá por eso sus letras resuenan tan fuerte en TikTok y entre los jóvenes que no vivieron el PRI, pero sí la decepción del presente.
Molotov no regresó al pasado: es el país el que volvió a ellos.
Y ahí está la ironía más grande de todas.