Generación Z vs Gobierno; el poder vs el futuro de México

Generación Z vs Gobierno; el poder vs el futuro de México

Generación Z vs Gobierno; el poder vs el futuro de México

  • Demis Santana

Ciudad de México, 13 de noviembre 2025.- El próximo 15 de noviembre, la Ciudad de México registrará la colisión entre dos potencias que mantienen en redes sociales, una guerra sin tregua por la validación moral; la sociedad en general representada por la "Generación Z" y el Gobierno de la República.

Pese a descalificar su autenticidad, y rezar con propaganda un día y el otro también, Presidencia de la República mandó a blindar por órdenes de Scheinbaum Pardo, todo el Palacio Nacional.

Ese día, los protagonistas de este capítulo que quedará registrado en la historia presionarán y otros resistirán, pero sin duda alguna, lo que se jugará entre ambos, es el dominio de la narrativa del resto del trienio rumbo hacia una consulta de revocación de mandato anunciada por el mismo Gobierno federal.

La tensión está puesta: de un lado, los jóvenes que crecieron entre algoritmos, precariedad y promesas incumplidas. Del otro, un gobierno que se dice heredero de una transformación que permanece aún como utopía, pero que ahora blinda su Palacio ante el rugido de quienes ya no creen en ninguna.

El enfrentamiento no es físico todavía -es simbólico, digital y generacional-, pero el eco que deja resuena más allá de las vallas metálicas que rodean el corazón del poder.

La generación que ya no compra discursos

La llamada Generación Z no confía en las instituciones tradicionales. No cree en partidos, ni en líderes, ni en héroes. Su activismo no pasa por asambleas ni por sindicatos, sino por hashtags, transmisiones en vivo y comunidades digitales que se multiplican sin jerarquías.

Son jóvenes que crecieron con el discurso de la "Cuarta Transformación", pero maduraron viendo cómo la violencia, la inflación y la falta de oportunidades se mantuvieron intactas. Lo que empezó como un movimiento juvenil difuso tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo, se ha convertido en un termómetro de hartazgo nacional.

En TikTok y X (antes Twitter), el mensaje se repite como un mantra: "no nos representan, ni ellos ni los otros": una frase que asusta tanto a la derecha como a la izquierda, porque significa que la generación más conectada del país ha desconectado la fe en la política.Blindan Palacio Nacional con vallas metÃlicas, previo a marcha por los 43  normalistas de Ayotzinapa | El Universal

Un gobierno blindado física y emocionalmente

Del otro lado, el gobierno federal -liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum- enfrenta un dilema incómodo: proteger la sede del poder buscando no parecer que se protege del pueblo. Las vallas de acero en Palacio Nacional son metáfora y reflejo: la fortaleza de un Estado que teme al impulso impredecible de la juventud.

El discurso oficial ha intentado restar legitimidad al movimiento, calificándolo de manipulado por "adultos" o por intereses partidistas. Pero ese intento de control narrativo solo ha amplificado la sensación de desconexión.

Dentro del Palacio, la 4T enfrenta una paradoja: su base histórica fue la juventud idealista de 2018; hoy, esa misma energía parece volverse contra ella.

Dos narrativas; dos formas de entender el país

Los jóvenes ven el México actual como un sistema que prometió justicia y entregó burocracia. Para ellos, la transformación se agotó en su discurso y se volvió una marca política más.

El gobierno, en cambio, interpreta su mandato como un proceso que apenas comienza, y percibe la protesta juvenil como impaciencia o manipulación externa.

Entre ambas visiones no hay diálogo, solo desconfianza. Y ese vacío comunicativo es donde se gesta el choque más profundo: no entre ideologías, sino entre temporalidades.

Los jóvenes viven el ahora; el gobierno sigue hablando del proyecto a largo plazo.

La calle como red, la red como calle

A diferencia de movimientos estudiantiles del pasado, esta generación no tiene voceros, comités, ni manifiestos escritos. Su fuerza está en la viralidad de la social media: memes, reels, transmisiones, música y sarcasmo.

En ese lenguaje, la autoridad pierde el control. No puede censurar una ironía ni contener una avalancha de clips que muestran vallas, discursos y contradicciones.

La 4T libra una batalla en un terreno que no domina: el de la conversación digital. Y allí, la juventud marca el ritmo.

¿Qué está en juego?

Más que una marcha, lo que está en curso es un choque entre legitimidades.

La del poder establecido, que reclama haber transformado el país y busca proteger su legado.

La de una generación que exige autenticidad, resultados y coherencia.

Si la protesta se mantiene pacífica y numerosa, podría marcar el inicio de una nueva etapa en la relación entre gobierno y sociedad.

Si deriva en confrontación, el gobierno corre el riesgo de cristalizar la imagen de un poder atrincherado, distante de las causas que un día lo llevaron al poder.

El mensaje detrás del metal

El blindaje del Palacio Nacional no solo resguarda un edificio; separa dos Méxicos que ya no se entienden.

De un lado, el país institucional que pide paciencia y respeto; del otro, la generación que no tiene tiempo ni confianza para esperar.

El ruido de las rejas metálicas al cerrarse en la madrugada del 11 de noviembre marcó algo más que un operativo: fue el sonido de un país partiéndose en dos velocidades -una que envejece en el poder, y otra que apenas empieza a despertar.

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