El gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela acusó públicamente este jueves la incursión de aviones militares estadounidenses cerca de sus costas, en un delicado contexto de tensión por los operativos antidrogas liderados por Estados Unidos en el Caribe. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, comunicó a través de la televisión estatal que el sistema de defensa aérea nacional detectó más de cinco aeronaves —las cuales identificaron como aviones de combate— aproximándose al espacio venezolano. Según la versión oficial, pilotos comerciales también reportaron la presencia de estos aparatos, alertando a la torre de control del aeropuerto internacional de Maiquetía.
Padrino López no dejó pasar el hecho: denunció que “el imperialismo norteamericano se ha atrevido a acercarse a nuestras costas”. Aseguró, sin rodeos, que Venezuela percibe el gesto como una provocación, aunque en ningún momento se sienten amedrentados: “Los tenemos bajo vigilancia. Su presencia no nos intimida ni nos toma por sorpresa”.
Todo este incidente surge mientras Estados Unidos lleva a cabo una operación militar en la región caribeña —una campaña que se extiende desde hace un mes— movilizando al menos diez cazas F-35, ocho buques de guerra, un submarino nuclear y más de 4,500 soldados. Parte de esta estrategia ha sido la destrucción reciente de varias embarcaciones vinculadas al narcotráfico frente a las costas venezolanas. Aunque evitó dar detalles sobre la localización exacta de las aeronaves estadounidenses, el ministro confirmó que existen reportes civiles que respaldan los avistamientos.
Por su parte, Nicolás Maduro calificó estas maniobras de “asedio” y “amenaza”, convencido de que el expresidente estadounidense Donald Trump usa la lucha contra el narcotráfico como un pretexto para desestabilizar su gobierno y hacerse con el petróleo venezolano. Como respuesta directa a la creciente presión, Maduro ordenó el despliegue de la Milicia Bolivariana —integrada por civiles— y dirigió ejercicios militares en la isla de La Orchila, donde se movilizaron buques, helicópteros, aviones de combate y vehículos anfibios, con la participación de 2,500 militares.
En un intento de prepararse para posibles escenarios críticos, Maduro firmó un decreto que declara el estado de conmoción exterior, una medida sin precedentes en la historia nacional que otorga facultades extraordinarias al Ejecutivo, pudiendo incluso limitar ciertas garantías constitucionales “para salvaguardar la economía, la vida y la salud” de la población, enfatizó Padrino López. Aclaró, además, que en ningún momento esta excepción buscaría afectar al pueblo.
De forma simbólica y llamativa, Maduro anticipó la celebración de la Navidad para el 1 de octubre, reviviendo una medida aplicada tras protestas poselectorales que dejaron decenas de fallecidos y miles de detenidos. Las decoraciones navideñas y los fuegos artificiales se desplegaron incluso en El Helicoide, sede del Sebin, donde permanecen recluidos presos políticos, según denuncian organizaciones de derechos humanos.
En cuanto a la actividad de Estados Unidos, Padrino López señaló que en los últimos meses detectaron cambios significativos en los patrones de operaciones: se han registrado vuelos de reconocimiento durante el día, la noche y la madrugada, triplicando la frecuencia usual en agosto. Por si fuera poco, documentos confidenciales enviados por el entonces gobierno de Trump al Congreso justificaron los recientes ataques contra embarcaciones acusando una situación de “conflicto armado” con el narcotráfico y considerando a estos grupos como “combatientes ilegales”, por lo que ataques recientes —como los que dejaron 17 muertos en el Caribe— no serían clasificados como homicidios ordinarios. Dos de estas operaciones han tenido como objetivo embarcaciones presuntamente provenientes de Venezuela.
La narrativa oficial de Estados Unidos sitúa a Maduro al mando del llamado Cartel de los Soles, relacionándolo con el narcotráfico y tachándolo de terrorismo, afirmación rechazada categóricamente por Caracas. Frente a este clima de confrontación, Padrino López reafirmó el jueves el compromiso venezolano de responder a cualquier agresión externa. “El estado de conmoción exterior firmado por nuestro presidente está siguiendo los pasos constitucionales para, llegado el caso, movilizar a toda la capacidad nacional en defensa del país”, sentenció.