Un hombre armado abrió fuego dentro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc, Michigan, durante el servicio del 28 de septiembre. El tipo, de unos 40 años, se plantó frente a la puerta principal, disparó y, según la policía, también provocó un incendio que mantuvo llamas y humo durante horas. El caos dejó dos muertos y al menos ocho heridos antes de que los agentes le dispararan.
Las autoridades identificaron al sospechoso como un residente de Burton, de la zona, pero todavía no revelan su nombre. No se ha encontrado ninguna amenaza previa al público y, por ahora, el estado de las víctimas sigue sin confirmarse oficialmente.
Scott Bennett, supervisor de Grand Blanc, describió el tiroteo y el incendio como “una tragedia que nadie quiere enfrentar”. La policía, por su parte, asegura que no hay más peligros inmediatos para los feligreses. El FBI ha puesto a 100 agentes en la zona para tomar declaraciones y revisar los registros del móvil del sospechoso —están tratando de averiguar si había algún motivo oculto.
El presidente Donald Trump dijo que estaba siguiendo la situación y condenó el ataque. Por su lado, la fiscal general de EE. UU., Pam Bondi, confirmó que agentes federales ya estaban en el lugar.
Doug Andersen, vocero de la Asociación Religiosa, recordó que los lugares de adoración deben ser “santuarios de paz, oración y comunión”. La iglesia está en contacto con las autoridades mientras continúan las investigaciones y se actualiza la información sobre el estado de los afectados. “Agradecemos a los equipos de emergencia que están asistiendo a las víctimas y a sus familias”, señaló el portavoz.
El tiroteo ocurrió justo después de que Russell M. Nelson, presidente mayor de la Iglesia, falleciera a los 101 años. Se espera que Dallin H. Oaks, próximo presidente, siga el protocolo habitual de la iglesia.
Cientos de feligreses estaban dentro cuando el atacante irrumpió, disparó y prendió fuego al edificio; la policía intervino, el FBI está investigando y la comunidad religiosa pide oración y apoyo para los heridos y sus familias.