Un lunes que parecía iniciar como cualquier otro en la Preparatoria 8 “Miguel E. Schulz” de la UNAM —conocida como ‘la de Mixcoac’—, terminó abruptamente cuando alumnos y alumnas fueron desalojados de las instalaciones ubicadas en Álvaro Obregón, Ciudad de México. Todo ocurrió poco antes del mediodía: mientras los estudiantes seguían sus clases, autoridades del plantel les ordenaron desalojar de inmediato. La noticia corrió como reguero de pólvora y, en cuestión de minutos, cientos de jóvenes salieron al exterior, desconcertados y buscando respuestas.
Este plantel estaba funcionando —cuando otras 14 escuelas de la UNAM continúan en paro— tras el asesinato de un estudiante y un empleado herido en el CCH Sur, hechos recientes que han movido a la universidad a protestas y asambleas. Ahora, Prepa 8 se sumaba al escenario de preocupación colectiva.
Lo que detonó el desalojo fue un mensaje anónimo. Un papel alertó sobre una supuesta amenaza de bomba que, según advertía, se activaría alrededor de las 11:36 horas. Inmediatamente, personal educativo activó los protocolos de emergencia y Protección Civil. Bomberos universitarios, cuerpos de emergencia, y policías de la Ciudad de México acudieron al llamado, colaborando en el aseguramiento y revisión del lugar.
Cuando ya no quedaba nadie en la escuela, los equipos de emergencia comenzaron a revisar cada rincón de la preparatoria en busca del supuesto artefacto explosivo. Esa búsqueda terminó sin hallazgos: no se encontró ningún material peligroso dentro del plantel.
Finalmente, en un comunicado, las autoridades informaron que las clases quedarían suspendidas por el resto del día y que se reanudarían el martes siguiente, permitiendo a la comunidad escolar regresar a la normalidad —al menos por ahora—, tras un día de tanta tensión e incertidumbre.